ESTAR AQUÍ
En
vano adornamos espejismos para atesorarlos
si la
vida evidencia la razón que cegamos.
Los
minerales sustento de la inmortalidad que creo merecer
han
forjado por igual a mis antagonistas imaginarios.
El
futuro perdurable que me enseñaron
se ha
cimentado en la idea de la unión con lo amado
(un
objeto divino solo ante mis ojos),
con
quien ya habría podido aprender la compasión y el cuidado.
De
antiguo se ha intuido una cuna común:
agua,
estrellas, arcilla, maíz o pensamiento
y aun
así creemos esta aparente dispersión
y un
alto destino para pocos.
Los
dones que se proyectan desde cada humano
no
destellan menos por ser cóncavo o convexo.
La
luz y la noche no eligen a quien colorean
y la
muerte no vacila ante nadie.
Ha
ido expirando mi lucidez siendo espina
cuando
presiento que a la postre duraré
tanto
como mi imagen en los corazones,
tanto
como el último ser que me hubiera conocido.
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