Sunday, August 19, 2012

PARA MI BEBÉ


ANTONIO JOSÉ

Alabados sean los hombres que han obrado prodigios por nosotros: dejarnos ver y oír el secreto en el vientre de una mujer cuando se hace la forja que asignamos a Dios. Por ellos comencé a presenciar el paso de otros seres vivos en su cuerpo. 
El asombro que fue mío de niño por las formas y los actos está vivo otra vez y su infancia trae la emoción de la mía en cada descubrimiento:
La semillita en una taza de tierra, la inmovilidad que apremia al Big Bang de sus células. Un pececito que imagino saludándome, una sonrisa que nada al vaivén de mi boca. Un escarabajo o una tortuga atrapando el aire, mil dedos que se extienden hasta donde no veo. Un pajarito y sus brazos como alas, su gozo, que las palabras no conocen. Un felino que ensaya ataques, una caricia según mis mejillas y mi tacto. Una persona cuyo rostro dice que me reconoce, un encantamiento para mi corazón de niña enamorada.
Su voz, que ensaya los sonidos intuidos por la humanidad en el comienzo, nombra el significado que me esperaba en la llamada de la naturaleza.                                                

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1 Comments:

Blogger Julieta said...

Debe ser tan hermoso poder experimentar todo eso...es verdad que eres afortunado.

6:18 PM

 

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