Tuesday, October 30, 2012

EL SUÉTER DE ANTONIO JOSÉ


Ahora, cuando su mente viajera no sabe de mí,
la señal de mi piel busca en sus mejillas mi anhelo de hace horas.
Veo las sonrisas prisioneras de su ropero.
Tomo un suéter de cuando él era otro que apenas me reconocía.
Esto, que fuera una nube florecida y luego un río corriendo entre agujas,
es el espejo de un niño cuyo aroma fue robado por el calco ido de su torso.
Estos hilos han dejado de jugar a los títeres con su forma,
pero los átomos de mi hijo ahora bailan sobre mis manos y mi nariz.
Las costuras no pueden contener la quietud que él les ha dejado.
Las mangas son letargos agobiados por no abrazarlo.
Ya no es este tejido un abrigo,
sino una imagen escondida que renace y me mira sin él.
Ya no sabrá cubrir su pecho,
que conocerá otras orillas distantes de mis brazos
aferrados a esta tela que es él respirando.

Labels:

0 Comments:

Post a Comment

<< Home